sábado, 12 de mayo de 2012

“AugenWeide”, el observador omnisciente.

   
Dentro de la variedad de obras presentes en la muestra “Movimientos” del Artista Louis Von Adelsheim, nos encontramos con un sin numero de estrategias visuales muy llamativas. Todas ellas se rigen y originan a través del medio audiovisual, formato el cual trabaja principalmente el artista. Las proyecciones sobre distintos materiales y formas, la utilización de los distintos dispositivos proyectantes y el manejo del espacio en su conjunto, son características claves de Adelsheim.
   Al recorrer la muestra resulta difícil no sentirse como un actor expectante frente al sin numero de estímulos que enfrentamos. Dentro de ellos, el mas significante y que nos acompaña dentro de todo su trayecto, es el trabajo “Augenweide”. Retro-proyección que consta con la imagen de un ojo en movimiento. Alrededor de cinco o seis conforman el montaje que recorre toda la infraestructura. Parpadeos, seguimientos con la pupila y el cerrado de este, son las actividades que inciden en nosotros.
   Al enfrentarnos a este trabajo desde el comienzo del recorrido, jamás dejamos de comportarnos como si este no existiera. El ojo de Adelsheim representa el conocido y reutilizado icono “El ojo que todo lo ve”, proyectando en nuestras mentes la sensación de un constante perseguimiento. Sintiéndonos indefensos y posiblemente observados.
   Uno de los términos que podemos analogar con este observador omnisciente, es el panóptico de Bentham, Dispositivo arquitectónico disciplinario, construido para albergar presos, locos o cualquier individuo que deba ser controlado y corregido. Este, consta con una construcción en forma circular, la cual estaba dividida por pequeñas celdas para cada individuo. En el centro de este circulo, se encontraba una torre, y en ella existía una cantidad indefinida de personas que vigilaban en su totalidad las celdas. Este dispositivo en su esencia, se caracterizaba por una observación poco clara desde el punto de vista del observado, ya que jamás podía estar consciente si era o no mirado, es decir, este se regia por esa posible incertidumbre. Actitud que provoca un condicionamiento mucho mas eficaz, frente al encarcelado. Ya que este, actuaba constantemente como si lo estuvieran observando, a pesar de la no seguridad de tal acción.
   Como podemos ver, este termino calza precisamente con el trabajo presentado. El cual, intentando crear un dispositivo similar que cumpla con tales características, intenta evidenciar y traer a la palestra la existencia de este en nuestra vida cotidiana. Es decir, al encontrarnos con la existencia de este dispositivo en este espacio, surge la pregunta ¿En que otros espacios ocurre exactamente lo mismo?, Al plantearnos una posible respuesta, nos encontramos con una variedad enorme de dispositivos, que pasiva o activamente pueden controlar nuestro actuar.
   La utilización de cámaras, circuitos cerrados, números o códigos que nos identifican, crean de una u otra forma medios de control. Poniendo a otro en un plano distinto a cualquier usuario. Quien tiene acceso al resultado (grabaciones, documentos, u otros medios) posee un grado de superioridad frente a nosotros. Logra saber nuestros movimientos en un cierto espacio, y posibles flujos que realicemos en el. Al igual que el panóptico, estos dispositivos parten desde una singularidad, entregando un cierto código que identifica a un solo individuo, pero que al momento de ser observado, el observador mira un conjunto, selecciona por un cierto actuar, clasifica según ciertas características. Uno de los ejemplos mas claros e impresionante es la internet. Medio que a primera vista nos facilita la vida, entregándonos información inmediata, conectándonos entre individuos, y facilitándonos entretención. Como podemos ver, esta es la forma en que nosotros observamos la interfaz, pero ¿Cómo nos observa ella a nosotros?. Como hemos dicho anteriormente, nos ve de forma individual, entregándonos un código ( IP ) el cual nos identifica como usuarios de la red. Al momento de que este observador capta nuestra información requerida, almacena en base de datos ciertos términos y conceptos que se acomodan con nuestros intereses y que al momento de necesitarlos los utiliza para su propio bien. Como vemos, en la internet, uno de los medios masivos y mas importante, se encuentra este dispositivo disciplinario. Que observamos a simple vista, como una facilidad para nuestras vidas, pero que puede poseer variadas capas que jamás imaginaremos. Creando de una u otra forma una sociedad disciplinada, no por el solo hecho de que nos intentan manejar, pero si, por la acción de que estamos siendo observados, regulados, captados, y clasificados.
   Para finalizar, resulta esencial retomar AugenWeide, Obra que se presenta de forma muy anecdótica y experiencial a simple vista, pero que lleva consigo una carga impresionante entorno a los dispositivos disciplinarios. Al igual que ellos, esta se presenta como una excelente obra, creando en el espectador un goce estético que no cuestiona a primera vista la carga que posee, pero al momento de caminar por los pasillos del museo y percatarse de ese ojo observando un algo, poco claro. Los limites existentes entre la obra y el espectador, comienzan a difuminarse, no logramos saber a simple vista, si realmente estamos siendo, o no observados.

Desde el otro: Ejercicios de reinterpretación

Hasta el 11 de mayo se presenta en la sala Juan Egenau la muestra colectiva Desde el otro, ejercicio dirigido por Nury González, académica del Taller Análisis Visual II que es impartido en el Magíster de Artes Visuales de la Universidad de Chile.


La exhibición se constituye a partir de la reinterpretación del trabajo de otro. A cada artista se le presenta una descripción formal y conceptual de una obra, la cual es traducida a un lenguaje personal.
Dentro de la muestra nos encontramos con un total de 32 obras, 16 de ellas basadas en un trabajo anterior y ajeno. Este traspaso resulta principalmente atrayente, ya que en él somos testigos de un rítmico juego de miradas, donde el total de la muestra es entrelazado, creando pequeños diálogos entre artistas y principalmente con sus obras anteriores.
El observador se ve motivado a relacionar estos elementos, tanto formal como conceptualmente, encontrándose con estrategias similares, por ejemplo la recolección de materiales, la acumulación y la comparación.
José Agurto, Luz Condeza, Adrián Gouet, Alejandro Leonhardt, Diego Lorenzini, Camila Lucero, Paulina Mellado, Marcela Moncada, Carlo Mora, María José Muñoz, Pablo Montealegre, Francisco Navarrete, Camila Ramírez, Tarix Sepúlveda, Richard Solís y Nicole Tijoux son los exponentes, artistas que trabajan en una variedad de técnicas, desde pintura y fotografía hasta instalación y performance.

Según Nury González, este desplazamiento rescata el tipo de traducción que es realizado, y lo interesante que puede resultar. “Sólo por dar algunos ejemplos, hay un pintor que exhibirá video y una bailarina que presentará una performance a partir del trabajo de un fotógrafo. Es decir, una muestra que dará cuenta de la transversalidad de este curso”, señala.
El recorrido presentado realiza un loop constante, donde toda obra es relacionada secuencialmente con la contigua, reencontrando y confrontando las propuestas, tal como nos dice González. “El espectador va a tener la posibilidad de ver una obra y al mismo tiempo mirar de dónde vino esa obra, pudiendo descubrir si hay o no alguna relación entre las propuestas presentadas”, puntualiza.

Ionisation: Lo auditivo desde lo visual

Ionisation,una muestra curada por el artista Cristián Silva para la Galería XS, reúne 18 obras que abordan el mundo auditivo desde una perspectiva visual. El día de la inauguración, estas propuestas visuales se contrapusieron a un concierto/performance colectivo en el jardín de la galería, en el que cada artista participante propuso su formato de sonido. El dibujante Diego Lorenzini, uno de los artífices de Uva Robot (“un sello chileno de canciones raras hechas por gente común”) tocó junto a los artistas Cristián Silva (batería-guitarra), Joe Villablanca (voces-guitarra) y Rodrigo Galecio (bajo) en lo que fue un show inédito, marcadamente experimental.

Silva planteó su propuesta curatorial desde dos puntos de partida. Por un lado, aludiendo al concepto físico-químico que supone un estado de disociación de la materia en iones o cargas positivas/negativas, y por el otro, desde la re-utilización del título de la pieza homónima del músico Edgar Varese, en la cual intenta mezclar el mundo docto de instrumentos acústicos con los aspectos más experimentales, electrónicos y conceptuales de la vida contemporánea. Conversamos con Cristián Silva sobre la concepción de esta muestra, que podrá verse hasta el 25 de abril.

¿Cómo planteaste la curatoría?

Se planteó como una pichanga, como se organiza un asado, una comida o una reunión. Está el lugar, está el grupo de personas, hay una cierta línea conductora y veremos que sale de ello. Les dí un par de coordenadas a los artistas por donde creí que podía ir, pero en general, hubo libertad para que ellos propusieran lo que quisiesen.

Habían algunas obras que ya existían, y que yo les sugerí que fueran utilizadas para la muestra, otras que sufrieron alguna reformulación o simplemente crearon propuestas completamente nuevas. En ese sentido hay artistas que prefieren trabajar con cosas que ya existen, y otros que se emocionan con el desafío de un nuevo escenario.

Esta curaduría está planteada como un encuentro de sensibilidades, una comunión de diferentes maneras de llevar a la visualidad el sonido. Principalmente, como una experiencia sensorial. En el caso de las propuestas auditivas, éstas se plantearon como música experimental, electrónica y electroacústica, y en otros casos como música popular. Esto ofrece un rango bien amplio, desde sonidos o ruidos incomprensibles, crípticos, hasta la posibilidad de presentar una cumbia.

De alguna manera, lo que me interesó fue revisar cómo los artistas que habitualmente trabajan con sonido o con música pueden traducir todo eso a la visualidad. Hay artistas que están acostumbrados, ya que lo han hecho siempre, como la Elisita Punto, Félix Lazo o Diego Lorenzini. Artistas que trabajan paralelamente el sonido –música– visualidad, cruzando estos caminos todo el tiempo. En cambio, hay otros a los que se les hizo más complicada la tarea, lo cual también supone que les abrió un campo fértil para explorar.

Pero en general cada uno de los artistas participantes está llenando un nicho o una manera de proceder. Por ejemplo, Ivo Vidal no trabaja habitualmente con sonido, pero si alude a él y a la música desde una perspectiva cultural, lo cual se manifestó en la performance que realizó en vivo el día de la inauguración, a través de unas declamaciones con un megáfono como ejercicios de dicción para superar la dislalia.

¿Cómo relacionas tu propuesta con el título Ionisation?

Tiene que ver evidentemente con el la obra de Varese; hace unos cinco años hice un grabado con los instrumentos que participan en esa obra, que creo son alrededor de cuarenta, incluyendo un gong, tambores de la infantería francesa del siglo XVIII, dos yunques, sirenas de emergencia, un rugido de león, un triángulo, entre otros. La idea original era entonces que ese grabadito diera nombre a la muestra, y que estuviera en ella, pero después lo olvidé completamente y al final no apareció.
En general, en mi trabajo como curador tienden a partir todas mis exposiciones, es decir, trato de armar una curaduría como un espacio ideal en el que pueda incluir mis trabajos, sobre todo aquellos que no caerían en ningún lugar y que rara vez son considerados… Es decir, me doy la pega de armar una exposición para que estos trabajos tengan su casa durante un rato. Obviamente, con el proyecto ya en marcha, con los artistas ya participando y motivados, empieza a surgir una dinámica que le empieza a dar vida propia al proyecto.
En el caso de esta exposición, el título también guarda relación con la agrupación y disgregación que sucede en el mundo artístico. Por lo mismo me interesa crear pequeñas fisuras, junturas y alianzas, invitando a exponer a artistas que jamás se habían topado unos con otros, por diferencias de intereses o porque simplemente no les había tocado trabajar juntos.

¿Cómo relacionas la muestra con tu trabajo personal?

Yo creo que tiene que ver con una voluntad de exploración de diferentes medios, diferentes áreas y diferentes estados de ánimo. Siempre me ha complicado y me ha parecido sospechoso quienes son capaces de trabajar en la misma línea, con los mismos medios eternamente, y me parece dudoso y además terrible que eso sea tan valorado. Por ejemplo, “fulanito lleva 60 años pintando números, ¿Increíble, no?”… me parece tristísimo eso. Creo que las variantes de trabajos que participan en esta colectiva son muy diferentes, y la verdad es que yo me siento súper identificado con cada uno de esos lenguajes. Creo que esa es una de las razones por la cual esta exposición funciona como creo que funciona. Como una especie de coherencia dentro de lo caótico. Mi trabajo personal intento plantearlo así también, con esa flexibilidad.

¿Cómo te familiarizas con el término de artista sonoro?

No me siento muy cómodo cuando escucho esos términos… artista sonoro, artista multimedia… yo creo que esos nombres suenan muy onderos, pero creo que cumplen una función etiquetante para hacerlos más viables comercialmente. En general, me complica esa noción de casarse con algo que ya está preestablecido, con sus códigos, leyes y dogmas. Yo creo que el artista debiera -ojalá- plantear su propio camino en lugar de aspirar a formar parte de una tribu. En este sentido todos los artistas participantes en Ionisation son bastante inclasificables. Por ejemplo, se podría decir que Rainer es un artista sonoro, claro, pero a la vez no, su investigación es más compleja que la denominación artista sonoro.

¿Qué impresión crees que ha quedado tras días de la inauguración?

El otro día me topé con gente que había ido a la exposición sin conocer ni el título, ni de que trataba el tema central, y me dijeron “no caché nada, pero había una vibra rara”… y fíjate que yo con eso quedo tranquilo. Hay un aspecto que creo que corre de forma subterránea, que tiene que ver con cómo se relaciona una obra con otra. Algunos reclamaron diciendo “no se deja respirar los trabajos, se observa uno, pero no se puede dejar de ver el otro”, y eso a mi me parece perfecto, eso es lo que me interesa, la vibración, la interferencia, los chirridos que se producen en la distancia entre uno y otra obra. Yo creo que en muchos casos resulta conveniente tener trabajos vecinos pegados, se potencian las identidades y en otros casos se apoyan el uno al otro.

Estamos muy agradecidos de la galería XS y de Anita su directora, ya que ha abierto este lugar con la voluntad de experimentar, muy generosamente, y sin limitarse por los aspectos comerciales o no-comerciales de las obras. Creo que ese apoyo es fundamental -y ejemplar- a la hora de realizar trabajos de este tipo.