La fragmentación de un Cuerpo
J o h n
C o p l a n s
El cuerpo humano ha sido representado y utilizado para
crear a lo largo de toda la historia. Pintores y escultores han mantenido
visiones estandarizadas de cómo trabajar con ellos, estableciendo estereotipos
específicos. Antes de la aparición de la fotografía el retrato solo era
asequible para las clases más altas, por lo cual no existía una democratización
de la imagen. Con la aparición de este nuevo invento la politización de la
imagen toma un gran revuelo, ya que ahora cualquier individuo se puede
transformar tanto en productor, como en consumidor de imagen.
Dentro de esa producción nos encontramos con variados
fotógrafos que hablan de una problemática entorno al cuerpo. Entre ellos hallamos
a John Coplans.
John Rivers Coplans, fotógrafo, crítico, redactor de
revista y comisario de arte. Nació en Londres el 24 de junio de 1920 y se crió
en Sudáfrica, país que abandonó en 1838 para enrolarse en las fuerzas aéreas.
En 1940 ingresó en la infantería y, al estallar la Segunda Guerra Mundial,
combatió con los King's African Rifles en la campaña de Etiopía, en Burma y
finalmente, en La India. Tras una carrera militar de ocho años, se instaló en
Londres y decidió comenzar su carrera como pintor tras estudiar un breve
tiempo. Para él las escuelas le parecían inadecuadas, y por eso buscó otro
espacio, compuesto por los museos de arte de la ciudad. Allí se vio influido
por exposiciones como Cuatro clasicistas
abstractos, que fue la primera muestra en Europa del arte de posguerra de
Los Ángeles. Su instinto le decía que el futuro inmediato del arte estaba en
Estados Unidos, y empezó a barajar la posibilidad de trasladarse allí. En menos
de un año se divorció de su primera esposa y se trasladó a San Francisco. Desde
allí realizó una importante labor como curador, e impulsó las primeras
exposiciones de Warhol, Lichtenstein, Judd y Serra.
Coplans
cofundó Artforum Magazine en junio de
1962 con el objetivo de iniciar diálogos entorno a propuestas artísticas. En
cinco años se encontraba entre las publicaciones más importantes especializadas
en el nuevo arte, echando a un lado a rivales más antiguas como Art News y Art International.
Enseñó
en la Universidad de California en Berkeley, aunque lo decepcionó la visión
antiintelectual del departamento de arte de la universidad.
Enfrentado
a un ambiente cultural conservador, y tras haber agotado sus opciones de
crédito en San Francisco tras sólo unos pocos números, pronto la revista se
reubicó en Los Ángeles, donde se estaba empezando a desarrollar un mercado para
el nuevo arte. Coplans estaba decidido a que Artforum tuviera influencia en ambas costas. Para asegurarse de que
Nueva York prestara atención a Los Ángeles, empezó a incluir escritores de la
costa este en la revista. Coplans siguió trabajando con Artforum, principalmente como escritor, incluso después de que
volviera a reubicarse -esta vez, en Manhattan- en 1967. Pero su cargo de director
general era básicamente honorífico, y prácticamente no recibía ingresos de la
publicación.
En
los setenta se estableció en Nueva York y trabó amistad con Robert Smithson. Desde el Museo de Arte de Akron, organizó las
primeras exposiciones americanas de los fotomontajes de John Heartfield y de
las fotografías de Brancusi.
En
1974, Coplans recibió el Premio Frank Jewett Mather de la College Art
Association, que le distinguía como crítico de arte.
A
los 60 años se embarcó con la fotografía en la carrera profesional de artista
que se le había escapado de joven. Los autorretratos fueron su punto de
enfoque, aunque su rostro casi no aparece en su obra. Como en los últimos años
padeció una degeneración macular que dificultó gravemente su visión, inició una
serie de fotografías de partes fragmentadas del cuerpo inspiradas en el atentado
contra las Torres Gemelas, que no quedaban lejos de su estudio de Bowery.
Fueron publicadas en un volumen de gran tamaño titulado A Body, y se presentaron, muestras en la galería Ace de Los
Ángeles.
Dentro
de las imágenes que Coplans presenta, existe un sinnúmero de
encuadres fragmentarios de su cuerpo en blanco y negro, con una constante
carencia del rostro y la utilización de la verticalidad, respondiendo a la
postura normal del ser humano.
Entorno al análisis de la producción, podemos percatarnos de las
influencias que ha adquirido de la modernidad. Como temática o eje principal de
su obra vemos la unión de Arte/Vida. Toda la producción impregna una
experiencia social y política que rompe con las barreras de lo público o
privado, su cuerpo envejecido fotografiado se trasforma en un cuerpo
topológico/objetual, además de estudios frente al paso del tiempo,
transformándose en el soporte de la obra. Éste se muestra también sin miedo con
sus surcos, genitales decrépitos, y marcas del tiempo, las cuales protagonizan
este devenir temporal, obviando un carácter singular del artista, más bien
utilizando el medio exponiendo la piel como un envoltorio común. Esta nos
acompaña y devela el paso y la metamorfosis del tiempo, algo muy ajeno a lo que
nos propone nuestro entorno. Estamos invadidos de un sin numero de imágenes e
íconos que apelan a una juventud eterna, no tomando en cuenta el paso a través
de la vida. El cuerpo viejo, flácido, con huellas, es un tabú. Por lo tanto al
no ser exhibido, es como que si no existiera. Coplans da un giro a esa
convencionalidad y exacerba la falta de pudor al enseñar este cuerpo.
Mediante
un carácter performático utiliza la fotografía como registro de movimientos y
estudios personales (Imagen Nº3). La performance pasa a segundo plano, ya que
principalmente lo que interesa es el resultado entorno a la imagen que se
forma. Con la fotografía somos capaces de guiar al otro a observar lo que yo
deseo, en cambio la presencia de la performance invita al receptor a observar
de variados puntos un actuar en una plano especifico.
El
carácter o actitud que nos muestra Coplans es de exposición y pasividad, dos
conceptos que se contraponen entorno a su forma de tratar la imagen. La
exposición nos reafirma la postura y el objetivo que tiene al mostrar tales
imágenes, pero esta pasividad habla mas bien de cómo se presenta para realizar
tal exposición, con esto demuestra cero pudor y total relajo. Esto lo
analogamos con la acción entorno a la relación medico / paciente. El paciente
se presenta como objeto de estudio ante este profesional, se entrega y se
permite la eliminación de la barrera entre lo público y lo privado. Es decir
Coplans se nos presenta como objeto de estudio, y nosotros estamos encargados
de entregar el resultado de tal análisis. Esto lo podemos ver ejemplificado en
las imágenes Nº1 y Nº2, en las cuales encontramos una total disposición pasiva
de parte del autor.
Como
dijimos anteriormente Coplans es uno de tantos artista que trabajan con esta
reivindicación del cuerpo dentro del arte. Entorno a esta fragmentación del
cuerpo vemos a artistas surrealistas que utilizaban el cuerpo fragmentado
para demostrar la objetualización de la mujer. El pintor Eduardo Westerdahl,
utiliza el cuerpo femenino como fuente de inspiración, nos muestra a la mujer como objeto de deseo,
imposivilidatada por la dominación masculina, y permitiendo la fragmentación
o mutilación de parte de este (Imagen 5) .
Como vemos la estrategia de fragmentación ha sido utilizada con anterioridad pero con el solo hecho de
quien produzca tal imagen, las lecturas son completamente distintas. Esta misma
posee un carácter intrínsicamente machista que observa el cuerpo del hombre
como el gran manipulador. El artista se manipula a si mismo, en cambio la mujer
es manipulada por el artista.
Desde que se
ha realizado la manipulación o fragmentación del cuerpo se ha imposibilitado
a volver a ver este como una sola materia. Nos encontramos con un cuerpo que
recibe manipulaciones externas dejando huellas y rastros del paso del tiempo
como la intervención de un otro.
Yéndonos
a un carácter puramente formal nos encontramos con variadas imágenes que
abordan el análisis que he realizado. En la imagen Nº1, encontramos al autor
dándonos la espalda, lo que reafirma el carácter de pasividad frente al
observador, con este gesto se entrega de forma indiferente ante nuestro ojo
analítico, no existe rastro alguno de voyeurismo de parte de nosotros, ya que
no participamos de un acto que no nos compete. El solo acto de realizar una
reverencia y darnos la espalda nos invita a ingresar a el, adentrarnos a este
cuerpo maltratado por el tiempo. Nos encontramos también con rastros de la
instantaneidad de la fotografía, mediante la sombra producida por el origen de
la iluminación. (luz frontal, suave y
directa) Con ella podemos inferir que nos encontramos con un registro, más
que con una puesta en escena programada.
En
la imagen Nº2 nos hallamos nuevamente una postura de total sumisión frente a
este observador, implementando la unión de dos imágenes, encontrándonos con una
lectura distinta. Ambas tienen una similar composición, pero que es enriquecida
por la diferencia de la posición de las manos. Nos topamos con el mismo cuerpo,
tomado desde lados distintos, pero que sus brazos nos producen una lectura de
continuidad, formando una unión entre dos partes. Esto lo podemos ver como
gesto de cariño asimismo, y gesto de aceptación. El que es confirmado con la
esencia de su trabajo. Es decir muestro este cuerpo y además muestro mi
conformidad con el.
En
la imagen Nº3 nos hallamos con el cuerpo de Coplans puesto en acción. No conforme
con solo mostrar el rastro del tiempo en su cuerpo inerte, decide trabajar con
el, lo activa y estimula mediante el movimiento, generando nuevas hendiduras y
formas imposibles de observar a simple vista.
En
la imagen Nº 4 nos encontramos nuevamente con la unión de dos o mas fragmentos.
En ella a diferencia de la anterior nos hallamos con una imagen continua que
posee pequeños descalces, lo que puede apoyar la misma idea de imperfección que
apela Coplans. ¿Por que mostrar una unión de tres imágenes perfecta, si apelo a
aceptar esta imperfección? Nuevamente nos encontramos con esa supuesta
abstracción la cual planteo. En esta imagen, antes de observar un cuerpo nos
encontramos frente a una variada gama de líneas que conforman este, predomina
la hendidura imperfecta que determina la aparición de un cuerpo.
Como
podemos ver las imágenes de Coplans al igual que de todo artista apela a un
discurso especifico, el cual es
acompañado por pequeños y sutiles elementos que ayudan aún mas a una lectura
acorde a los objetivos. La incorporación de estas imágenes feistas a la
historia del arte me parecen sumamente interesantes, tanto como visión
artística, como postura ante la vida y como puede influir en nuestra visión de
realidad.
Lo
mas interesante de la problemática tratada por John, es como pone en crisis el
cuerpo. Rompe con años de tradición frente a una perfección absoluta, y a una
negación entorno al paso del tiempo. Nos muestra algo del cual estamos todos
consientes que existe, pero que no se nombra, y que intentamos ocultar.
El
solo gesto de presentar estas imágenes pone en dilema lo oculto, por ende lo
privado y lo público, que desencadena en esta unión arte / vida. En este punto
es donde va mas allá mi complicidad con el fotógrafo. Ya que el solo hecho de
plantear y problematizar la utilización del cuerpo como soporte, rompiendo las barreras mencionadas, me
compenetro con su obra por conciliar esa visión. Esto sucede principalmente por
que creo que todo artista debe realizar su producción problematizando lo
trascendente, lo que tengo mas a mano y me es incapaz salir de el. En este
caso, el cuerpo mismo se va volviendo una necesidad problematizarlo, tanto por
los cambios que afecta con el tiempo, como a los posibles resultados que tiene
a raíz de agentes externos que lo estimulen.